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Las Paredes de Vidrio

  • Bruno Ferreira
  • 27 jul 2017
  • 2 Min. de lectura

El mundo parece avanzar hacia la inclusión de los mecanismos tecnológicos en todos los aspectos de la vida. En el horizonte no se dibuja una alternativa, al menos a simple vista.

Uruguay, como parte de ese todo y en profunda dependencia del mismo, parece no querer “separarse” de este camino “de avances y progresos”.

Sin embargo, de está inclusión tecnológica, se desprende un consecuencia directa de control, que como tal, afecta la esencia de la privacidad misma.

El comienzo del S. XXI, ha distinguido a nuestro país con leyes vistas como “innovadoras y modernas”, dentro de las cuales se destacan la regularización de la marihuana (la vedette), el Plan Ceibal con la extensión en su modalidad de Plan Ibirapitá, el matrimonio igualitario, la despenalización del aborto y ahora, la flamante Ley de inclusión financiera.

A simple vista, no se encuentra un vínculo fuerte entre todas estas regulaciones, que tienden en su presentación a integrar y facilitar el acceso a todo nivel, potenciando la Libertad e Igualdad.

Sin embargo, puedo permitirme desconfiar, sin negar, de los efectos totalmente benévolos de estas legislaciones “modernas”.

El surgimiento de estas regulaciones, ha generado cambios de percepción socio-cultural, quedando en un segundo plano un aspecto de control, implícito en cada una de ellas.

Resulta fácil, y a la vez difícil, observar como cada elemento que se ha incorporado a la normativa, tiene una resignación clara de Privacidad, a favor a de los ideales anteriormente mencionados.

En una primera instancia, la implementación del Plan “Ceibal” e “Ibirapitá, ha incorporado mecanismos de control a poblaciones (niños y ancianos), que por su naturaleza, no estaban completamente incluidos en el mundo de lo virtual.

La regulación estatal de la marihuana, nos presenta el “blanqueo” de muchos datos que se encontraban perdidos en el mercado negro del narcotráfico. Esta base, se vincula otras regulaciones como la práctica del aborto.

Estas afirmaciones, no pretenden menospreciar los beneficios de estas leyes, sino generar una conciencia del factor común entre todas ellas.

No quiero dejar de mencionar la Ley 19.075 de Matrimonio Igualitario, que en conjunto con las anteriormente mencionadas, permiten reconstruir un perfil de identidad, donde se recupera información antes restringida a la clandestinidad.

A grandes rasgos, se podría plantear que solamente con los datos generados a través de estas leyes, podríamos deducir el perfil ideológico de una persona, su sexualidad, modalidad de consumo, etc. Sin contar con el indudable y gratuito aporte de las redes sociales.

La frutilla de la torta, llegó a través de la Inclusión Financiera, una ley que se ha mantenido en polémica por aspectos muy vinculados a su “obligatoriedad”, en lo que pareciera ser más un riña política, que una preocupación real.

Hasta el momento, no se ha puesto el foco en la conexión y utilización de los innumerables datos que arrojará.

Retomo el comienzo, parece que no hay otro camino, sonaría bastante inútil la oposición básica y acrítica de todo lo implica una inclusión a nivel tecnológica.

Sin embargo, esto no debe enceguecernos que el avance del tiempo, se ve acompañado por la sofisticación de los mecanismos de control que nos introducen en un mundo que ha dejado de lados las rejas, por paredes de vidrios.

 
 
 

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La privacidad en la sociedad de la inclusión financiera . Creado con Wix.com 2017

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